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Los Capuchinos en laPenínsula Ibérica misión. Pero en 1869 la muerte segó la vida de Miguel de Pamplona (Mardín, 21 noviembre) y poco después la de su paisano y compañero Angel de Pamplona (Diarkebir, 13 enero 1870). Tres años más tarde bajaba igualmente al sepulcro Mons. Nicolás Castells (Mardín, 7 septiembre 1873). 743. Tras la desaparición de Mons. Castells, la dirección de esta misión pasó a manos de los capuchinos italianos. Con ellos prosiguió trabajando con ardor y celo el último de los españo­ les, Angel de Villarrubia de los Ojos, no obstante haber sido uno de los primeros en llegar a esta misión y uno de los mejo­ res operarios de la misma. En la casa de Karput, por él funda­ da, fallecía lleno de méritos el 10 de marzo de 1886. Con su muerte desaparecieron todos los misioneros españo­ les; “pero, -como escribe un ilustre historiador capuchino, Clemente de Terzorio—, las obras de aquellos hombres apostó­ licos permanecerán y serán duraderas en Mesopotamia; ellas mismas son ante la posteridad testimonio de su celo y de la santidad de vida, y su memoria por tanto será siempre bendi­ ta” . BIBLIOGRAFIA CLEMENTE DA TERZORIO, Le missioni dei Minori Cappuccini, VI, Roma 1920. FERMIN DE ALCARAZ, Memorial sobre “Misiones de los Padres Capuchinos españoles”, en Analecta O.F.M. Capuccinorum 55 (1939), 129-130. GIANNANTONIO Ma DA MILANO, Sunto Storico e descrittivo della missione., nella Mesopotamia, en Analecta 15 (1899) 239s. JUAN BTA. DE ARDALES, La Divina Pastora y el Bto. Diego J. de Cádiz, I, Sevilla 1949,678-689. MELCHOR DE POBLADURA, Historia generalis... III, Roma 1951, 586. 372

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