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Apostolado Misionero trándose los franceses en dificultad para enviar misioneros al Brasil -como dejamos dicho-, los capuchinos italianos intentaron desalojar a los franceses y quedarse con el conven­ to. Los conflictos terminaron aproximadamente en 1692 cuan­ do, gracias a los esfuerzos del Procurador Pablo de Varazze, los italianos fueron a instalarse en el monasterio dejado por las religiosas Comendadeiras, donde permanecieron hasta 1742 en que de nuevo se trasladaron a un convento que habían cons­ truido en la actual Cacada dos Barbadinhos. Por este convento pasaron centenares de capuchinos misioneros italianos rumbo a Angola, a Santo Tomé y al Brasil, y también a la misión del Tibet o de la India. Entre ellos, merecen recordarse el venera­ ble Fray Andrés de Burgio, con fama de santidad entre el pue­ blo de Lisboa, y José Ma de Florencia. El superior de este con­ vento, desde los tiempos de Pablo de Varazze, era al mismo tiempo procurador de los misioneros capuchinos en Angola y Santo Tomé, cargo al que se unió en 1705 el de procurador de los capuchinos italianos que trabajaban en el Brasil. Por últi­ mo, uno de los últimos superiores de este convento, Bernardo Ma de Cannecattim, era muy conocido por sus obras sobre la lengua de Angola, donde había sido misionero. Este convento desapareció con la supresión de las órdenes religiosas en Por­ tugal en 1834. BIBLIOGRAFIA Animadversiones pro PP. Missionariis... Capuccinorum... contra Apologeticam Responsionem (Italia? 1762?) BERNARDES BRANCO, MANUEL, Historia das Ordens monásticas em Portugal, vol. III, Lisboa 1888, po. 63-64. FORTUNATO DE ALMEIDA, Histórica de Igreja em Portugal, Coimbra 1915 vol. III, parte Ia, pp. 482 y 485. HILDEBRAND, Les capucins au Portugal, París 1938. L ’ancienne Procure des Missions congolaises à Lisbonne, 1647-1834, Anvers 1938. 367

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