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Fundaciones y evolución de los capuchinos P. Hilarión de Medinaceli, fund a do r venido de Cataluña, y S. J u an de Ribera, pro tecto r. 35. La fundación en Valencia partió, no po r iniciativa de los capuchinos, sino precisamente de éste, siendo arzobispo de Valencia, quien a su vez lo hizo movido po r los buenos infor­ mes recibidos del Bto. Nicolás Fac to r que po r algunos meses en 1578 hab ía vestido el háb ito capuchino. Los primeros con tac to s de San Juan de Ribera con los su­ periores de Cataluña se iniciaron en 1583 y con tinuaron en los años siguientes. An te el poco éxito logrado, el patriarca se diri­ gió a los superiores de la Orden poco antes de celebrarse el ca­ p ítu lo general de 1596, ofreciendo una vez más su apoyo y protección. En tonces se aceptó la propuesta; encargando su realización a la provincia de Cataluña. La cual, en el cap ítu lo de septiembre del mismo año, se comp rome tió a ello y señaló el personal que hab ía de llevarlo a cabo. 36. Previendo dificultades y con tra tiempos, ni los religio­ sos designados ni el patriarca demo ra ron los preparativos para tom a r posesión del lugar dond e se levantaría el convento. Y así, el 24 de octub re del mismo año 1596 se erigía la cruz en los arrabales de Valencia, en la calle Alboraya. El propio pa­ triarca pon ía la primera piedra del fu tu ro convento e iglesia, el 7 de marzo de 1597. El mismo tamb ién, después de costear los gastos de fábrica, hizo 1a tralación del Santísimo a la nueva iglesia el 2 de agosto de 1598. Igualmente, con su ayuda económica y valiosa protección se efectuaron ráp idamen te o tras fundaciones: la de Masama- grell (25 de abril 1597), j u n t o a la ermita de Santa María Mag­ dalena en la falda de un mon te a dos leguas de la ciudad; la de Albaida (25 enero 1598), On ten ien te (19 febrero de 1598) y la de Biar (1598 ), de efímera duración. 37. No ob stan te esas fundaciones, la situación j u r í d i c o - c i- 33

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