BCCCAP00000000000000000000142

Los Capuchinos en la Península Ibérica des, lograron llegar a Sevilla. Desde aquí el Prefecto Angel de Valencia envió a Propaganda Fide una relación (1654), expli­ cando que aquella misión se había organizado en la creencia de que el rey de Benín era católico, lo que no era verdad. Al siguiente año Propaganda Fide decretó otra misión a este rei­ no, encomendándola a capuchinos italianos, la que tampoco tuvo éxito. 635. 3° A r d a.— Este reino, llamado también Ardra, Adra y Aliada, está situado a su vez en la costa occidental de Afri­ ca, a lo largo de la Costa de Oro, entre Guinea y Benín. 636. El ir a él misioneros capuchinos se debió a que su rey, noticioso de cuanto realizaban los destinados a Guinea y deseoso de tenerlos consigo, envió a tal objeto una embajada a Felipe IV; éste recibió de buen grado la propuesta y encomen­ dó al Consejo de Indias proporcionar embarcación a los que fuesen enviados. La misión se confió a la provincia de Castilla. 637. Obtenida la aprobación de la Congregación de Propa­ ganda Fide (4 febrero 1659), no obstante la urgencia exigida por Felipe IV, los misioneros no pudieron salir de Cádiz sino el 25 de noviembre de 1659. Eran los siguientes: Luis Antonio de Salamanca, Prefecto, Agustín de Villabáñez, Carlos de Los Hinojosos, José de Nájera, Atanasio de Salamanca, Manuel de las Canarias, Basilio de San Martín, Francisco de Ciudad Ro­ drigo, Benito de Tuy, Bernardo de Santiago y Fr. Cipriano de Madrid y Fr. Andrés de Ocaña. Con ellos hizo también viaje el embajador del rey de Benín por nombre Bans. 638. Después de 50 días de navegación, dieron fondo en el puerto de Arda (4 enero 1660). Llegados a la corte, entregaron al soberano las cartas credenciales y de recomendación. Espera­ ron algunos meses su respuesta, tiempo en el que fallecieron Manuel de las Canarias, Basilio de San Martín, Francisco de Ciudad Rodrigo, Benito de Tuy y Bernardo de Santiago. Tras varias entrevistas habidas con el rey, comprendieron que éste no estaba dispuesto a dejar sus ritos y mucho menos sus mu­ 328

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz