BCCCAP00000000000000000000142

ActividadApostólica se distinguió José de Jérica, elegido miembro de la Junta de Defensa de Valencia, fundador de 4 cocinas para los defenso­ res, terminó siendo fusilado por los franceses en 1812. Tam­ bién Mariano de Tabernes de Valldigna, que murió en 1808 resistiendo en la defensa de Valencia. De la provincia de Na­ varra, es digno de mención Nicolás Fermín de Pamplona (+ 1838), uno de los más famosos guerrilleros, anduvo con el Empecinado por tierras extremeñas; fueron asimismo guerri­ lleros Lucas de Berge y Mauricio de Tafalla (+ 1838). En cuan­ to a la provincia de Andalucía, es bien conocido cuánto hi­ cieron sus religiosos: Mariano de Sevilla, nombrado co-gober- nador de Cádiz por el pueblo; Juan Bta. de Cádiz, que liberó la ciudad de Jaén; Pacífico de Málaga, que defendió su ciudad natal y sucumbió a mano de los franceses, José Ma de Por­ cuna, fusilado por los franceses. Los frailes del convento de Sevilla trabajaron con sus manos durante el cerco de la ciudad y 42 se ofrecieron al provincial para todo servicio. 584. Durante las guerras carlistas, que tuvieron también un fondo religioso muy vivo, algunos capuchinos eran cape­ llanes castrenses; Guillermo de Ugar prestaba sus servicios a los soldados del general Sagastibelza en 1839; Fermín de Alcaraz era legado del pretendiente don Carlos en Roma. Los capuchinos de Gerona Buenaventura de Mataró y Vicente de Sarriá se enrolaron en la partida carlista de Llauder en marzo de 1834. 585. En tiempos más recientes, en la guerra de Marruecos de 1920-1926, dos capuchinos castellanos, Emiliano de Revilla y Manuel de Hontoria, fueron enviados para asistir a los apes­ tados y enfermos y con el nombramiento del gobierno para el canje de prisioneros. Tras el desastre de Ann'ual (1921), los capuchinos andaluces Emilio de Baeza, Félix de Segura y Juan de la Cruz de Ubeda, se ofrecieron voluntarios para dar cristiana sepultura a los cadáveres, ya en descomposición, de los soldados españoles que ellos mismos recogían por el campo de batalla. En la guerra civil de 1936-1939, cada provincia dio un generoso contributo de capellanes militares al ejército na­ cional; en concreto, la provincia de Andalucía, además de des­ 303

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz