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Los Capuchinos en la Península Ibérica llar, primer provincial catalán, con el que la provincia adquie­ re la identidad y fisonomía catalana. Con todo, la influencia de San Lorenzo se echa de ver en la actuación de los superio­ res (3). En los años 1612 a 1617, son derribados los conven­ tos de Manresa y Solsona para levantar otros más amplios, sólidos y acomodados a las necesidades de los religiosos (4). 26. Las estadísticas oficiales correspondientes a esos años son las siguientes: Fecha Conventos Sacerdotes Predicadores Clérigos no-cl. total 1608 20 137 27 76 78 291 1613 22 137 30 104 92 334 1618 24 166 34 90 92 352 1625 27 191 50 82 104 377 Resulta un tanto sorprendente ese número de conventos. Sin embargo, todavía se fundaron dos más en 1627, los de Tremp y Olot, aunque no dejaron los religiosos de mostrar cierta oposición, porque parecían ya sobrados y también por­ que se prefería reconstruir o ampliar los ya existentes, lo que se efectuó en los años siguientes, por ejemplo, con los de Arenys de Mar, Sarriá, Lérida y otros. En cambio, se dejó el de Bañólas en 1638. 27. Para este año, ya había dado comienzo entre Francia y España la guerra del Rosellón que hasta entonces pertenecía a España. En dicho territorio poseía la provincia de Cataluña seis conventos, los cuales sufrieron no pocos desperfectos du­ rante la guerra, sobre todo los de Perpiñán y Elna. Otro tanto (3 ) N o se descuidaron nuevas fundaciones, co m o fueron las de Mataré (1 6 0 7 ), Cervera (1 6 0 7 ), Manresa (1 6 0 7 ) y, más adelante, las de V ich (1 6 0 8 ). Igualada (1 6 0 9 ) y T ortosa (1 6 0 9 ). (4 ) Tam bién se reconstruyeron o am pliaron los con ven tos de M ontecglvario, Gra- nollers, T ortosa, Blanes, San C elon io, Ceret y algunos m ás.,En 1618 se establecie­ ron los capuchinos en A renys de Mar y, en m arzo de 1619, volvieron a tom ar la casa y capilla de Santa M adrona, extram uros de Barcelona y en las proxim idades de M on juich . 28

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