BCCCAP00000000000000000000142
Los Capuchinos en la Península Ibérica los intervalos, el Sumo Pontífice, el nuncio o el cardenal pro tector. En el Capítulo general de 1650 se concedió a las pro vincias españolas el indulto para confesar, indulto que valía hasta el próximo Capítulo; las provincias lo renovaban con mayor o menor amplitud hasta que en 1670 el ministerio de la confesión de seglares era normal y general entre los capuchi nos de España, pero siempre como excepción o indulto. La abolición virtual de la constitución no se haráhasta 1847. 561. El ministerio de la confesión en las iglesias conven tuales era normalmente ejercido por los llamados simples sacerdotes, que se preparaban para ello con un estudio más detenido de la moral; una “conferencia moral” o solución de casos se tenía invariablemente todos los domingos en los con ventos desde 1705. En la predicación de Adviento y de Cua resma y en las misiones populares la confesión era sinduda el mejor índice del éxito de la predicación y larecogida práctica de sus frutos, y también unade lasmayores fatigas del predica dor y misionero. Los grandes apóstoles del púlpito han sido siempre también los grandes apóstoles del confesionario, cam biando el tono terrible de la predicaciónpor lamansedumbre, bondad y comprensión, notas características del confesor ca puchino. El citado Manuel de Jaén, célebre apóstol de misiones populares y del confesonario, daba a los jóvenes esta norma que él fue el primero enpracticar: “león furioso en el púlpito, pero cordero manso en el confesonario”. 562. Entre estos grandes apóstoles del confesonario, por la práctica asidua y por los escritos en favor del sacramento, merecen citarse Gabriel de Canet de Mar (+ 1650); José de Nájera, Gaspar de Viana y Antonio de Fuentelapeña; Jaime de Corella (+ 1699) es autor de la famosa "Práctica del confe sonario”; Félix de Alamín escribió “Espejo de verdadera y falsa confesión” (Madrid 1695 y 1714), fruto de su apostó lico celo y de sus experiencias misionales por los pueblos de Castilla, y sobre todo, Manuel de Jaén, cuya “Instrucción útilísima y fácil para confesar particular y generalmente” fue un modelo clásico de los libros del género, y obtuvo un 294
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz