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Los Capuchinos en laPenínsula Ibérica en archivos o bibliotecas; aquel predicador que en los tiempos sagrados de la predicación, los Advientos y Cuaresmas, en tiempos invernales o de primaveras todavía frías, llegaba con sus pies descalzos y el crucificado al pecho parahacer lasiem bra milagrosa de la palabra de Dios, y luego desaparecía con lahumildad y sencillez del siervoque hacumplido sudeber. 549. La supresión de 1835 barrió de las plazas y pueblos al predicador y misionero capuchino, que se ve obligado a emigrar a Francia, Italia, a las misiones de América latina, so bre todo Ecuador, Colombia, Centroamérica y Cuba, donde el ejercicio de las misiones populares fue introducido y practica do con aceptación y frutos excepcionales por célebres misio neros, como Esteban de Adoáin (-i-1880), Manuel deMontbuy (+ 1904) yMelchor de Tivisa (+ 1920). 550. En 1877, después de 42 años de destierro, regresa a España la sandalia capuchina, vuelve el predicador capuchino a recorrer los pueblos. Había cambiado lareligiosidad del pue blo, caido en la indiferencia o en forma de piedad rutinaria y externa; había también cambiado la oratoria sagrada, alineada al modelo parlamentario, cultivadora de las novenas, de los panegíricos en las fiestas patronales, y de tonos tan exal tados y declamatorios como vacíos de doctrina. Los capuchi nos que volvían curtidos del destierro no habían'olvidado la tradición, y se lanzan de nuevo a las misiones populares, reintroducidas sobre todo por el P. Adoáin, cuyos éxitos recuerdan los del B. Diego. Ya no existe la distinción entre predicador y misionero; el capuchino de la restauración se ejercita en todos los géneros. Para enseñar y conservar la tra dición Tomás de Arenys de Mar (+1890) seapresuró arecoger la predicación de la antigua provincia de Cataluña en cuatro tomos de Flora oratoria seráfica catalana (Barcelona 1889). Vuelven a sonar nombres de capuchinos, óptimos predicado res, como Ambrosio de Valencina (+1914), anunciador de la palabra de Dios con elegancia y celo ferviente; Fidel de Alcira (+ 1921), cuya imaginación fogosa, piadosa unción e ilustra ción hicieronde él unpredicador de granvalía. 288
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