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V ista parcial de la biblioteca provincial del convento de Sarriá (Barcelona) en 1983. Se calcula pueda contener actualm ente unos 40.000 volúmenes pide mayor cuidado para su conservación y aumento. Paraes­ te efecto debe el prelado nombrar un religioso muy instruido en letras”. Se apuntan a continuación normas concretas de catalogación, criterios de selección de libros, orientaciones pa­ ra recibir a cuantos las frecuentan por razón de estudio. Los superiores locales deben adquirir durante el período de sugo­ bierno “algunos juegos de libros modernos y útiles, para que así se vayan reponiendo nuestras librerías y los religiosos se aficionen al estudio; a cuyo fin debe cooperar el biblioteca­ rio, diciendo al prelado los libros que hacen falta e instando para que se tomen, pues un celoso bibliotecario puede mucho, aplicando su cuidado al aumento y lustre de su biblioteca” (cf. Ceremonial seráfico II, 44-51). 508. En estos criterios se inspiraron, entre otros, los biblio­ tecarios de San Antonio del Prado de Madrid, ajuzgar por los catálogos todavía conservados, obra principalmente deManuel 257

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