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Estudios y Actividades Científicas corrientes doctrinales de la época y a las exigencias culturales de los tiempos nuevos. Corifeos de este movimiento de van guardia fueron Francisco de Villalpando e Isidoro de Fermose- lle. El primero, de acuerdo con el ministro general Erhardo de Radkerburg, que en 1776 visitaba la provincia, emprendió la tarea de preparar un curso filosófico personal. Sabía muy bien que iba contra corriente en los ambientes de la Orden, y que debería defenderse de los ataques que a no tardar se desencadenarían contra él. Y no se equivocó. El Consejo Real de Castilla intimó a los superiores provinciales para que lo adoptaran como libro de texto en sus colegios; pero larespues ta de la comisión de seis padres, que debía exponer el pensa miento de los superiores, fue del todo negativa, como consta del informe presentado el 10 de julio de 1781. Sin embargo, las restantes provincias capuchinas de la península lo adopta ron como texto, por lo menos temporalmente, como lo hicie ron asimismo las universidades, habiendo dicho curso ganado el concurso convocado por el Supremo Consejo de Castilla para escoger el mejor libro de los presentados. 492. Uno de los opositores más tenaces al método propues to por Villalpando fue Nicolás de Bustillo (provincial desde el 8 de octubre de 1779), quién, al ser nombrado ministro gene ral en 1796, en una circular a toda laOrden, mandaba que los lectores enseñaran la filosofía antigua (escolástica), omitiendo muchas inútiles e impertinentes cuestiones, “alia enimmoder na nobis non prodest quidquam, quando noxia non sit”. Sin duda, tenía presente el plan defendido por Villalpando. Pero los tiempos y las circunstancias no le permitieron llevar acabo su programa de revalorización de la escolástica, ni a los defen sores de los nuevos métodos y tendencias sistematizarlos e implantarlos. Se preparaban y se vivían los acontecimientos que desembocarían en lasupresión total de las provincias. 493. A partir de la legislación capitular de 1885, sustancial mente repetida en las Constituciones de 1909 y 1926, se insis te en la necesidad de inspirarse en los maestros franciscanos, pero dejando a los profesores unmargende libertad respecto a lasotras escuelas católicas. 251
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