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Vida Religiosa y Espiritualidad referencias al Evangelio en los libros que se leían públicamen te. 248. Al mediodía, en la comida, se comenzaba leyendo el evangelio de la misa del día, si no se leía todo por orden; el viernes era sustituido por la Regla. A la cena se leía algún otro libro del Nuevo Testamento. Después del evangelio, se leía la vida de algún santo por el Flos Sanctorum de Ribade- neira o por el Año Cristiano y, si era la fiesta de algún miste rio, se leía el relato por la Mística Ciudad de Dios de-María de Agreda (así en la provincia de Aragón). Se leían también a la mesa las Crónicas de la Orden, “así las antiguas como las de nuestra reforma” , las Conformidades, Escala Espiritual de Diego Murillo y las Instrucciones del mismo autor, Ejercicio de Perfección de Rodríguez, las obras del Padre Nieremberg, y otras por el estilo. 249. La vida de san Francisco era conocida a través de las Crónicas, en concreto del primer volumen de la de Marcos de Lisboa, amalgama de lo histórico y de lo fantástico. Descono cidos prácticamente los escritos personales del fundador y, por lo mismo, las raícés genuinamente evangélicas de su espi ritualidad, se fijaba la atención en lo portentoso y extraordi nario. Por lo demás, la cultura del barroco estaba poco menos que imposibilitada para captar la verdadera grandeza del Po- verello. 250. La Regla, punto constante de referencia, no era es tudiada en realidad en su sentido directo, como expresión del ideal de vida evangélica, sino como un texto jurídico, bien poco amable por causa de la casuística acumulada en torno a cada precepto por los expositores moralistas, atentos a comentar y aplicar las declaraciones pontificias más que el contenido real y la intención de san Francisco. 251. Se vigilaba mucho las enseñanzas sobre la Regla, con el fin de que no se abrieran brechas a la relajación por no se guí la línea oficial, por así decirlo, de la Orden. Bien lo expe 155
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