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Vida Religiosa y Espiritualidad ponerse trabas en los pies, comer a pan y agua, pedir perdón cada vez que bebe... y otras similares en relación con la falta cometida. “ No se deben omitir con los nuevos —decía el Cere monial de Valencia-, aunque en nada falten, ya que son como prueba de paciencia” . Tres días a la semana, los lunes, miércoles y viernes se ha cía la disciplina en la iglesia, aunque en tales días ocurrieran las fiestas más solemnes; en la Semana Santa se hacía todos los días. g) El tabaco y el chocolate: dos abusos que dieron qué hacer. 244. Formaban contraste anecdótico con ese culto a la aus teridad los pequeños vicios, que no dejaron de producir desa zón. Ya en 1675 provocaba una disposición capitular en la pro vincia de Cataluña el uso del “tabaco de humo” : “ Fuera bien se excusase sin muy grande necesidad, y se teme que muchos lo toman más por vicio o costumbre que por necesidad, con ofensa de los que su mal olor participan” . Como al tabaco se atribuían propiedades terapéuticas, los capuchinos catalanes terminaron cultivándolo en la huerta conventual, pero con prohibición de darlo a los seglares, prohibición que se renovó reiteradamente en las ordenaciones capitulares en el siglo XVIII. En la provincia de Navarra los superiores se alarmaron ante el auge que había tomado el cigarro en los años de la ex claustración napoleónica; el definitorio provincial, con fecha 12 de julio de 1814, declaraba: “ El vicio de fumar siempre se ha mirado con horror entre los buenos religiosos y como cosa escandalosa para los seglares. Muchos, aun de los más jóvenes, se han habituado en el mundo; y siendo preciso cortarlo, se renuevan las leyes anteriores” . Quedaba prohibi do totalmente a los jóvenes; los demás, que hubieren obteni do licencia del provincial, sólo podían fumar “ con cautela, en el soleador, puesto común o huerta; de ningún modo en la celda...” 149
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