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Los Capuchinos en la Península Ibérica ocupación, en especial por lo que hace a los simples sacerdotes, apodados irónicamente “ Padres de misa y olla” . 234. Había oficinas que eran desempeñadas por sacerdo tes, entre ellas la mendicación. Pero no faltaron actitudes revi sionistas, como la que motivó en 1701, en la provincia de Aragón, la interesante declaración impresa, firmada por once Padres graduados, defendiendo el derecho de los superiores a imponer a los sacerdotes el desempeño de las oficinas conven tuales, como portería, refectorio, ropería, limosna; del mismo parecer, afirmaban los firmantes, eran las provincias de Casti lla, Navarra, Cataluña y Valencia, que habían sido consultadas. 235. Pero el problema de la ocupación, no sólo de esos sa cerdotes, sino aun de muchos habilitados para los ministerios, siguió sin resolverse. En 1741 escribía el provincial de Castilla, Jerónimo de Salamanca, en sus Apuntamientos y ordenacio nes: “La ignorancia crece y va tomando cuerpo, como es notorio en la provincia, pero al mismo tiempo sube hasta las nubes la presunción de nuestros predicadores en sólo el nombre, quienes a título de siete años de estudio mal empleados, ni quieren hacer limosna ni decir misa de tabla ni servir sino de ejercicio a los prelados, aguardillados siempre en los corredores o en los ángulos del dormitorio, o en las celdas de los otros, a murmurar de toda la provincia...”. No creo fuera diferente el problema en las demás provin cias. 236. Para remediar, en parte, ese mal y estimular la forma ción pastoral de predicadores y confesores estaba establecida y era urgida constantemente la conferencia moral en todos los conventos un día a la semana; la impuso a toda la Orden el ministro general Buenaventura de Ferrara en 1733. 237. Además de las ocupaciones externas de la predica ción, confesonario, asistencia a enfermos y mendicación, los 146
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