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Los Capuchinos en la Península Ibérica de Valencia no tuvo que lamentar en ese orden nada especial fuera de las inquietudes motivadas po r el ambiente que se res piraba de odio y persecución hacia los religiosos, que hacía presagiar acon tecim ientos más graves y transcendentales; y esa atmósfera, sob radamente recargada, aumen tó mucho más des de febrero de 1936. Para entonces Valencia daba los datos si guientes que co rresponden a finales de 1935: 6 conventos, 95 sacerdotes, 15 clérigos, 61 hermanos, que sumaban 171 reli giosos profesos, mas 3 novicios y 52 alumnos del Seminario Seráfico. 156. Al estallar el movimiento nacional (18 julio 1936) y desencadenarse la guerra civil, todo el territorio que comp ren d ía la provincia de Valencia quedó en la zona republicana. La suerte de sus conventos y religiosos fue en ex tremo des graciada. En cuanto a éstos, se vieron forzados de dejar su pacífica morada ante el peligro inminen te de perder la vida. A lo largo de los años que du ró aquella sangrienta guerra. 1 9 3 6 - 1 9 3 9 , fueron víctimas de los enemigos de la religión, 17 Padres, 2 Coristas y 8 Hermanos, o sea, 27 religiosos ya p ro fe sos. Otros, después de mil penalidades, consiguieron huir al ex tranjero o refugiarse en casas particulares, y los restantes se vie ron sometidos a to rtu ras en cárceles, checas, etc. Y, en cuan to a los conventos, el de Alcira fue incendiado; el de Castellón de la Plana, estuvo ocupado p o r los republi canos que causaron los desperfectos consiguientes; el de Ma- samagrell fue casi destruido; igual suerte corrió el de Monforte del Cid, santuario de la Virgen de Orito; tamb ién fue destruido el de Ollería, convento noviciado; el de Orihuela, sede del cole gio de teología, fue incau tado; el de To tana , Colegio de segun da enseñanza, lo destinaron a campo de concentración de pre sos o detenidos, y, po r fin, el de la capital, Valencia, no destruido pero incau tado para oficinas. 157. Establecida la paz el uno de abril de 1939, los religio sos valencianos se dieron de lleno a recuperar sus conventos, reconstruirlos o reparar los daños o desperfectos causados. Al 100
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