BCCCAP00000000000000000000141

1 “ CEN TEN ARIO DE LA RESTAURACIÓN DE LA PR OV IN C IA CA PU CH IN A DE AN D ALU C ÍA ( 1 8 9 8 - 1 9 9 9 ) En 1900, el P. Ambrosio funda la revista El Adalid Seráfico, que sería como su hijo más pequeño junto a su restaurada Provincia de Anda­ lucía. En este sentido cabe decir que el P. Ambrosio es todo un ade­ lantado de los medios de comunicación social. Cuando el Concilio Vaticano II ensalce el apostolado de la prensa al servicio del aposto­ lado católico, hay que decir que, sesenta años atrás, un capuchino de Valencina, había puesto ya los cimientos. El quiso una provincia nue­ va, dinámica y apostólica al día, conectada con los mejores filones de la tradición seráfica-capuchina y la dotó de este gran medio de comu­ nicación social que es la revista El Adalid Seráfico, que acaba de cumplir su primer centenario. El la fundó con grandes trabajos y grandes sacrificios. Una de sus mayores alegrías fue el día en que adquirió la imprenta y otra, cuando vio el primer número de la revista en la calle. El la sostuvo con su trabajo, con su constancia, con sus escritos y con su peculiar estilo anecdótico y periodístico, con su aliento, con su ánimo y su impulso, con su tenacidad y perseverancia heroica. Y más, quiso que sus religio­ sos la utilizasen como medio para difundir la buena noticia. Cuantos hoy se asomen a sus primeros números podrán comprobar que era una revista de actualidad religiosa en la que se difundía la palabra de Dios y el mensaje del Papa, noticias y acontecimientos del mundo franciscano y de la Orden Tercera Seglar, crónicas históricas de la actualidad, tanto de España como del extranjero, acontecimien­ tos de la Iglesia española y del mundo... en suma, todos aquellos hechos que podían tener cabida en un medio de difusión dedicado a la buena prensa. Y es que el P. Ambrosio era una persona eminentemente comunicati­ va, un hombre dialogante que sabía conectar con los demás, que poseía el don de gentes, que estaba contagiado de un deseo innato de comunicación, un hombre abierto, receptivo, y, al mismo tiempo, comunicativo, que sabía atraer, que sabía darse a los demás. Un hom­ bre que estaba lleno del deseo de decir a los demás lo que llevaba

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz