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CA PU CH INO S DE LA RESTAURACIÓN DE LA PROVINCIA bondad infinita ha permitido que fuera esclavo de nadie mas que de tu amoi3' ( Soliloquios, p. 200). Terminados los estudios eclesiásticos fue ordenado sacerdote en Vito ria en 1884, cantando su primera misa en Pamplona. Poco después el Rvdmo. P. Joaquín de Llavaneras, Comisario General de España, lo nombró secretario y socio de su viaje a las Islas Carolinas, viaje que realizaría en 1887 y cuyos episodios narraría, con su estilo vivo y direc to, en su libro M i viaje a Oceanía, viaje que acrecentaría en él su espíritu evangélico y misionero y dilataría su corazón apostólico. SUPERIOR Y LECTOR A sus 28 años de edad, al regreso de su viaje a Oceanía, fue nombrado en 1888, Superior de la residencia de Capuchinos de Madrid y Direc tor de la revista El Mensajero Seráfico. Tras los correspondientes exáme nes obtuvo el título de lector de filosofía y en 1889 era nombrado vicario del convento de Ollería, regentando en esta casa la cátedra de Filosofía. De esta época data su novela Lirios del valle, que publicó en Sevilla en la Revista Católica. El 3 de enero de 1890, el Definitorio Provincial lo nombró cronista de la provincia y tras el capítulo provincial de 1892 sería designado De finidor y Guardián del convento de la Magdalena en Masamagrell (Valencia). Más tarde, a los 35 años, es trasladado, como Guardián, al convento de Sanlúcar de Barrameda y nombrado lector de Teología en 1893. En este convento explicaría Filosofía y Elocuencia sagrada y escribiría sus obras La vida espiritual o Cartas a Teófila, sobre la vida interior del cristiano; las Cartas a sor Margarita, y Soliloquios, que tuvie ron una gran difusión. En 1895 fue elegido Provincial de la Provincia Capuchina de Toledo, que abarcaba entonces las provincias de Valencia y Andalucía. Duran te este tiempo publica Flores del claustro. Tras asistir ese mismo año al
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