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HISTORIA DE LOS CONVENTOS CAPUCHINOS borando con su ejemplaridad de vida lo que era de dominio común: la Santa Provincia de Andalucía. Después de la exclaustración de 1835, el convento quedó convertido en casa de vecinos y la iglesia sirvió de carbonera. 60 años más tarde, tras la vuelta de los capuchinos a España y una vez restaurado el convento de Antequera, se ponen los ojos en Granada para fundar de nuevo o restaurar el primitivo convento, pero hasta 1895 no se auto riza al P. Francisco de Benamejí, que residía en Sanlúcar de Barrame- da, para que fuera a fundar a Granada y el 29 de abril de 1896 se le autoriza oficialmente en reunión definitorial, para que busque un lugar adecuado, para Residencia y convertirla en escuela seráfica. Antes, el 4 de marzo del mismo año, habían visitado Granada el P. Ambrosio de Valencina y Fr. Vicente de Purchil, y, entre las distintas iglesias que el Prelado de la diócesis D. José Moreno Mazón les ofrecía, a saber, S. Juan de Letrán, S. Jerónimo, S. Nicolás y S. Miguel Bajo, escogieron para la fundación la de S. Juan de Letrán. Y cuentan las crónicas de aquel entonces que el 14 de julio de 1896, procedentes de Antequera, llegaron a Granada para volver a fundar el P. Provincial, Ambrosio de Valencina y Francisco de Benamejí que estuvieron hospedados en el convento de los R.R.M.M. Capuchinas de San Antón. Para esta misma fundación llegaron también, desde Ante quera, el día 22, los HH. Vicente de Purchil y Gabriel de Alhama. El P. Francisco de Benamejí y estos dos hermanos -siempre según el cronista-, en nombre de la Orden, tomaron posesión oficial de la iglesia y casa de SanJuan de Letrán en el barrio de San Lázaro el 27 de agosto, ya que la familia de los señores Barajas, propietarios del antiguo convento capuchino ahora convertido en casa de vecinos, se negaban a devolverlo a los religiosos. Uno de los vecinos, llamado Rafael Muñoz, algo sordo, por lo que no oía los insultos que le decían, se encargaría de echarlos a todos más tarde. Algunos bienhechores de los religiosos, que aun recordaban a los viejos capuchinos, dieron mil reales para la fundación, como Dd. María O
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