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HISTORIA DE LOS CONVENTOS CAPUCHINOS especial nota de virtud. El venerable padre Feliciano de Sevilla, varón apostólico y gran misionero, a cuia devoción se pusieron en Granada a muchos sitios públicos, como se ve, las pinturas del Misterio de la Santísima Trinidad. Dentro de la misma cerca havía otra casa capuchina, cuio templo estaba dedicado a Nuestra Señora del Buen Suceso, erijóse para casa de noviciado en 1659. Dio Felipe IV Real cédula aprobando la fu n ­ dación de esta casa pequeña, hasta que por el año de 177 3 se supri­ mió mediante los incombenientes que resultaban de estar dos comben- tos en una ciudad y vaxo de una puerta ”. La vida religiosa, así como el apostolado de nuestros religiosos en esta nueva fundación de Granada, transcurrió durante casi dos siglos por los cauces normales de la vida capuchina: vida de oración, contempla­ ción y apostolado. Era su vida una vida de mortificación, recogimien­ to, observancia de la Regla y constituciones. De todo esto se hace eco el R General Ermanno de Briscen, cuando terminada su visita a la provincia y tras el capítulo provincial dijo despidiéndose de los anda­ luces: “¡Que hermosa, y sin mancha fue esta Provincia en su forma­ ción! ¡Con qué recta y santa intención fundada, dilatada e instruida! Apareció como signo grande en el cielo de la Religión y como mujer vestida de sol, con el resplandor y la fama de lucidísima santidad, mereciendo ser llamada desde sus principios por excelencia La Provin­ cia Santa. Quiera Dios que este renombre de Provincia Santa, adquiri­ do con tanta justicia por nuestros mayores, y conservado con tanta gloria por los Capuchinos que nos precedieron, se perpetúe entre nosotros y quede para siempre vinculado a la provincia del gran Fray Diego de Cádiz” (P. Valencina, Reseña histórica, III, p. 12). Tras el capítulo general de 1625, en el que fue elegido ministro gene­ ral Fr. Juan de Noto, se suprimió la provincia Gástelo Bélica dividién­ dola en dos, la provincia de Castilla y la Custodia Bética, nombrándo­ se, con fecha 10 de junio de 1625, Comisario General de la Bética al P. Agustín de Granada.

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