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HISTORIA DE LOS CONVENTOS CAPUCHINOS Cuando el P. Severo tuvo en su poder las licencias del Sr. Arzobispo, informó al P. Comisario General, quien celebrando el éxito y la bre­ vedad de la gestión, envió a Granada religiosos para la nueva funda­ ción, a los PP. Francisco de Sevilla y Bernardino de Quintanar, céle­ bres predicadores y a los HH. Martín de Sevilla y Lorenzo del Campi­ llo, religiosos admirables por sus virtudes, quienes llegaron a Granada cuando ya estaba escogido el sitio para la fundación. Se trataba de unas pequeñas casas situadas a las espaldas del Hospital Real en el campo conocido como “Eras de Cristo”, a la entrada de la ciudad, por el camino de Jaén. Se tomó posesión de aquel lugar el 24 de junio de 1614, con gran solemnidad, asistiendo el P. Provincial de los Observantes Fr. Juan Ramírez, acompañado de muchos caballeros y religiosos observantes. Luego que los religiosos estuvieron hospedados en aquellas casas de las “Eras de Cristo”, comenzaron la edificación de la Iglesia, el conven­ to y la huerta, viniendo muchas personas principales de la ciudad atraídos por la vida y fama de los religiosos a ofrecer sus limosnas para la obra. De entre todos ellos se distinguió un caballero genovés, Juan Bautista Sarreta, quien no sólo se dedicó a ayudarnos con lo suyo, sino que él mismo buscaba limosnas, recogiéndolas, personalmente de las casas de los fieles. Estando la obra en sus comienzos organizó un banquete y convidó a las familias más acomodadas de la ciudad. Durante la comida, el Sr. Sarreta les dijo: “Caballeros, no ignoran Vds. la pobreza de mis PP. Capuchinos, la necesidad en que se hallan de labrar un convento, para lo que son precisos muchos pesos; con que siendo yo quien estoy en el encargo de cuidar de esta obra, suplico a Vds. concurran con la limosna que gustare cada uno”. Le salió tan bien la idea, que aquella tarde juntó veinte mil reales. Había llegado, por entonces, a Granada, D. Jerónimo de Torres y Portugal, caballero de Jaén, de la casa de los condes del Villar, que