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HISTORIA DE LOS CONVENTOS CAPUCHINOS e, incluso había dificultades para adquirir el convento a sus actuales propietarios. Por su parte, el P. Bernabé, presionó al ministro de Gracia yJusticia Romero Robledo, quien se mostró dispuesto a autorizar la fundación si llegaban los informes de las autoridades eclesiásticas y civiles. Mientras estos trámites se sucedían, el P. Esteban, dio un paso de gigante por el procedimiento de los hechos consumados. El 17 de abril de 1877, acabada la misión de Antequera, salió de Sevilla con el P. Llerena, Comisario General, hacia Sanlúcar de Barrameda en un vapor hasta el puerto de Bonanza donde le recibieron el clero, el ayuntamiento y los señores principales de la ciudad, con repique ge neral de campanas, cohetes y vivas de la gente y las calles engalanadas. Hubo júbilo en la población por la vuelta de los capuchinos tras 42 años de ausencia. Visitaron el viejo convento ocupado por las familias pobres. La iglesia estaba en buen estado. Al día siguiente, 18, con el P. Saturnino por compañero dio comienzo la misión con la procesión de la Divina Pastora que terminó con la bendición papal en el acto de clausura celebrado en el campo que se extiende delante del convento de los capuchinos. “Este día -anotaría en sus Cuadernos el P. Esteban- hace época en la historia de Sanlúcar de Barrameda...”. La misión fue el refrendo popular de la vuelta de los capuchinos y la mejor respuesta a las dificultades del obispo de Cádiz. Estaba ya cercano el apoyo del ministro de Gracia yJusticia. Del 1 al 11 de junio el P. Esteban, dio una misión en Cuevas Altas (Málaga) y regresó a Sanlúcar. Pocos días después, el 18 de julio de 1877, llegaría la real orden del gobierno autorizando el establecimien to de una comunidad de capuchinos en Sanlúcar. Tan sólo quedaba ahora por adquirir el edificio material, ya que el propietario, que se había quedado con el inmueble al tiempo de la desamortización de 1836, exigía un precio desorbitado. El P. Esteban no se desalentó. Con suma cortesía, escribió a su amigo el Conde de Aldama, que tenía
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