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HISTORIA DE LOS CONVENTOS CAPUCHINOS se fueron sucediendo en esta casa. El ritmo y horario de la vida de la Fraternidad estaba condicionado, en gran parte, por la docencia en el Seminario y por las clases. Superiores rectos y de probada virtud, que sirvieron de ejemplo a los seminaristas, religiosos-profesores, mayores y jóvenes, dedicados a la formación humana, científica y religiosa de los aspirantes a nuestra vida, formaban un valioso plantel en el que destacaba predominante mente la entrega total a su trabajo. El Seminario tenía su propio reglamento, donde se contenían las normas de comportamiento y conducta de los seminaristas. En el se habla del fin del Colegio, del personal y de sus atribuciones, de la admisión y expulsión de los alumnos, de la vida de piedad, del estu dio, de la disciplina, de la ida al santo noviciado. Se recogen, también, las asignaturas, clases y número de ellas, horarios... (Cfr. Boletín, del P. Ardales). Aun dedicados a la enseñanza la mayoría de los religiosos, la actividad pastoral no iba a la zaga. Baste como botón de muestra este texto, tomado de la Crónica del Convento reproducido en el Boletín Oficial de la Provincia, 31 diciembre 1956, p. 108: “El trabajo de la predicación, tanto fuera como dentro, lo han llevado principalmente los M . R. P. Guardián, P. Dionisio de El Viso y el P Faustino de Sanlúcar. El M . R. P. Guardián Ángel de León ha predicado: 2 novenas, 3 quinarios, 2 triduos y 11 sermones sueltos. R. P. Dionisio de El Viso: 9 triduos, 2 8 pláticas, 25 sermones, 9 tandas de ejercicios espirituales, 1 misión y 1 novena. R. P. Faustino: 1 quinario, 3 triduos, 1 hora santa, 4 sermones sueltos y 1 misión”. O
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