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APÉNDICE la apertura de esta última al culto divino después de 60 años en que no se celebraban en ella los divinos oficios. Reedificada a fuerza de trabajos y fatigas por los Padres de esta resi­ dencia, con las limosnas ofrecidas voluntariamente por las más pia­ dosas e ilustres familias de esta Ciudad, se inauguró el día 21 del corriente con un solemnísimo Triduo, después de ser bendecida, con toda la pompa que prescribe el ceremonial romano, por el M. R. P. Provincial de la Orden Fr. Ambrosio de Valencia [sic]. Concluida la bendición cantase una solemne Misa con su D. M. expuesto, por el P. Supeiior de esta Residencia, asistido por los PP. Camilo de Ibis y Luis de Aranjues [sic]. Al Evangelio ocupó la sagrada cátedra el citado P. Provincial, y con su arrebatadora elocuencia hizo derramar copiosísimas lágrimas a los oyentes en un sentido y elocuentísimo discurso, que sentimos que la falta de espacio nos impida reproducir integro en este lugar; transcri­ bimos de él el siguiente párrafo: ‘Hace más de 60 años’, decía el orador, ‘que los vándalos de la primera mitad de este siglo, ebrios de furor satánico, conculcando todas las leyes y atropellando todos los derechos penetraron en este lugar santo, violaron sus puertas, profa­ naron sus altares, llenaron de escombros el santuario y arrojaron de él a esa peregrina imagen de la Divina Pastora que, como reina des­ tronada hubo de buscar refugio en casa agena [sic]; y hubiera pere­ cido, o se hubiera extinguido su recuerdo en la imperial Granada, si una familia tan ilustre como piadosa, no hubiera cuidado de restable­ cer anualmente su culto y su memoria’. En todas las tardes del Triduo ha predicado el Excelentísimo Sr. Obispo de Guadix con la unción apostólica y elocuencia que le distinguen, derramando de sus labios tesoros de celestial doctrina y torrentes de elocuencia sagrada al hablar de la fe con que debemos adorar al Santísimo Sacramento, de la esperanza con que debemos pedirle, y de la ardiente caridad con que debemos amarle.