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APÉNDICE propios soldados de Napoleón en los países que invadían. La sensa­ ción general era la de que había que disminuir drásticamente el nú­ mero de conventos y de religiosos sobre todo de los mendicantes, al objeto de recuperar para el estado sus propiedades e incrementar el número de sujetos “productivos” en el campo económico, así como para recuperar para los ideales de la revolución a sujetos considerados como refractarios a sus valores fundamentales. LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (1808-1814) Y SUS SECUELAS En este contexto se produce la invasión de España por parte de Na­ poleón, que movilizó a todo el clero, y con él a los frailes, para enfren­ tarse al enemigo de la religión y del rey. Movilización que llevó a los capuchinos a participar en lasjuntas que se formaron, ante el vacío de poder, e incluso en la organización de grupos guerrilleros para com­ batir al ejército regular francés. A pesar de estos accesos de patriotis­ mo generalizado en toda España, el aspecto religioso no era compar­ tido de la misma manera. Las Cortes de Cádiz, en la Constitución de 1812, abordaron el problema de la reforma de la Iglesia Católica y, en particular, de las órdenes religiosas, en términos ilustrados y liberales muy semejantes a los que se pretendía combatir como ideas pernicio­ sas provenientes del exterior. Tras el Sexenio Absolutista (1814-1820), el Trienio Liberal (1820-1823) trajo consigo la Ley de reforma de regula­ res, aprobada el 25 de Octubre de 1820. A lo largo de estos tres años se suprimió la mitad de los conventos capuchinos de España. Estas disposiciones, y las dificultades posteriores a la guerra de la indepen­ dencia, trajeron como resultado la secularización de unos 250 religio­ sos (entre el 10 y el 12% del total de la Orden). En Andalucía la secularización llegó hasta el 30%. Desde 1830, con la restauración del absolutismo monárquico, se hizo todo lo posible por volver a la situa­ ción anterior en los conventos, aunque en medio de tensiones y divi­ siones internas.