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1 “ CEN TEN ARIO DE LA RESTAURACIÓN DE LA PROV IN C IA CA PU CH IN A DE AN D ALU C ÍA ( 1898 - 1999 ) S. Congregación de Estudios, por rescripto del 19 de diciembre de 1914, lo nombró Doctor en Sagrada Teología y miembro del Claustro. Posteriormente el Sr. Cardenal Almaraz, accediendo a las súplicas del P. Diego de Valencina, entregó a los capuchinos la Capilla de SanJosé de Sevilla, siendo nombrado primer Superior de ella el P.Juan Bta. de Ardales. Tanto la casa como la iglesia se encontraban en mal estado ya que el agua y el frío entraban por todas partes, por tejados y paredes. A su restauración se entregó con gran cuidado el P. Juan, devolviendo pronto a la iglesia el esplendor del culto, adquiriendo las imágenes de S. Francisco, S. Antonio e iniciando la devoción a las Tres Avemarias, encargando a D. Joaquín Bilbao la artística imagen, cuyo altar se in­ auguraría más tarde, cuando era Superior de la capilla el P. Eusebio de Rebollar. Abrió una suscripción popular para dotar a la Capilla de altar e ima­ gen de la Divina Pastora, encargando la obra al escultor Juan Luis, quien cinceló un grupo escultórico como si se tratase del s. XVII, pudiendo competir con el arte barroco propio de la Capilla. Así mis­ mo restauró la joya del precioso órgano de la iglesia. En el capítulo del 18 de febrero de 1917 fue elegido Primer Definidor Provincial y nombrado Guardián del convento de Sevilla de la Ronda. A partir de entonces se consagró a dar un gran impulso a la devoción de la Divina Pastora. Para su imagen adquirió mantos y sayas de gran valor y el báculo, cincelado por Amián y adornado con piedras precio­ sas. La difusión de la devoción a la Divina Pastora, adquirió con él un notable impulso, mediante la edición de impresos, estampas, fotogra­ fías, medallas... Comenzó a trabajar en la parte documental y en la colección de cuadros, azulejos, relicarios y objetos que terminarían convirtiéndose en el museo de la Divina Pastora. En su primer viaje a Roma, consiguió que la Divina Pastora fuese declarada equae principalis de la iglesia de capuchinos de Sevilla, por serlo ya Santas Justa y Rufina, y, en memoria de este acontecimiento, se colocaría, más tarde, en la fachada de la iglesia, el hermoso cuadro en cerámica copia del de Tovar y obra de Orce, que adorna la fachada principal de la iglesia