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CA PU CH INO S DE LA RESTAURACIÓN DE LA PROVINCIA caribeña iban a la deriva. El arzobispo primado abrió las puertas de la isla a todas las congregaciones religiosas y organizó el seminario con ciliar diocesano, proponiéndose revitalizar la vida religiosa del país. A la llamada del arzobispo acudieron presurosos los capuchinos de Andalucía. La primera expedición de misioneros capuchinos andalu ces a la isla de Santo Domingo tuvo lugar en 1909 y estaba dirigida por el P. Pedro de Castro, Superior, los PP. Venancio de Ecija, Cristóbal de Ubeda y los HH. Anselmo de Benamejí y Joaquín de Sanlúcar de Barrameda. El Boletín Eclesiástico de la Archidiócesis de Santo Domingo celebró con estas palabras la llegada de los primeros capuchinos: “Enviamos nuestro saludo de bienvenida a los Reverendos Padres Capuchinos llegados últimamente a esta ciudad en el vapor ‘ Presiden te ’. Los anima el espíritu de abnegación, de sacrificio y de humildad de su santo fundador san Francisco de Asís. Se ocuparán del culto y de las necesidades de los fieles en la iglesia de las Mercedes y en los barrios de San Miguel y San Lázaro. También fundarán en dichos banios una escuela primaria. Que el Señor bendiga los trabajos de estos nuevos apóstoles y que los Rvdos. Pedro de Castro, Venancio de Écija, Cristóbal de Ubeda y los hermanos Anselmo de Benamejí y Joaquín de Sanlúcar, tengan siempre motivos para bendecir a Dios que los ha conducido a las hospitalarias playas de la antigua Espa ñola ”. Cincuenta años más tarde el acontecimiento será recordado con estas elogiosas palabras: “Hoy conmemoramos una fecha clásica en los días faustos de la Igle sia dominicana y de la Orden franciscana, al celebrarse el cincuente nario de la feliz llegada a la República Dominicana de los primeros Padres capuchinos, que en misión de amor y confraternidad, vinieron a estrechar más y más los lazos de unión filial, que desde el descubrí-
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