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sase al dicho pueblo y trabajase en la unión cristiana de aque­ llos dos sujetos. llízolo el varón obediente, habló al uno y al otro, y aun­ que hubo bastante resistencia de parte del primero, supo de­ cirles tales razones y hablarles con tanta libertad y espíritu, que en su misma presencia del párroco se abrazaron los dos enemigos y establecieron una paz permanente, que en lo res­ tante de la vida gozaron los frutos de la amistad. Finalmente llegó a tanto su habilidad y gracia en componer ánimos dis­ cordes, que cuando entre caballeros había algunos encuentros y divisiones, con ponerse él de por medio, luego se daban las manos y hacían las paces. Bien creemos que tan saludables efectos procedían en gran parte de aquel candor y sencillez con que se dejaba ver a los ojos de todos; pero su principal origen debemos atribuirlo a los fervores de su oración. Esta fué la virtud más ejercitada por el siervo de Dios, ésta la que más ocupaba sus potencias y sentidos y la que elevaba su alma sobre todas las cosas de la tierra. Era a la verdad cosa de mucha edificación ver a este varón contemplativo que de cualquier criatura sabía hacer es­ cala para subir al Criador, y de cualquier objeto sabía sacar espíritu para animarse a la perfección. Si hallaba algún arro­ yo, cuya agua corriese con ímpetu, luego decía: ¿No véis con cuanta prisa corre esta agua continuamente al mar como a su centro? ¿Pues, por- qué 110 corre mi alma de día y de noche a su centro que es Dios? Si veía un injerto en algún árbol, que estuviese verde y crecido, decía: “Si este injerto así crece v medra en este árbol, ¿cómo yo que he sido injertado en la Re­ ligión insertas in bonam olivam, no voy siempre creciendo en la caridad, en el amor y en toda virtud?”. Y de este modo iba levantando su espíritu a los bienes celestiales con la con­ sideración de las cosas ordinarias y comunes en que nosotros tan poco nos paramos. En el convento no le satisfacían las horas de oración que acostumbraba tener la Comunidad, y así deseoso de más largo tiempo para tratar con Dios, se iba a la iglesia en horas extraordinarias y proseguía su oración, conforme so observó 110 pocas veces, estando de familia en — 97 — 7

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