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Entre los varios oñcios que ejercitó este Padre, fué llama­ do a Roma al Capítulo general dos veces, a lo que parece. La primera í'ué, según se cree, en el año 1587, y regularmente sería entonces Custodio; y como se hubiese adelantado con motivo de tratar algunos asuntos útiles a la provincia con el Reverendísimo P. General, mer'eció que éste le honrase con el importante cargo de Vice-Procurador General, por estar ocu­ pado en la predicación de la Cuaresma el Procurador General de la Orden, cuyo encargo desempeñó a satisfacción de todos. La segunda vez que concurrió a Roma para la celebración del Capítulo general, fué en el año 1593, siendo entonces por se­ gunda vez Provincial de Cataluña, logró otra fortuna más fe­ liz, que fué el dar fin a las miserias de esta vida, y el quedar libre de las tempestuosas olas de este mundo. En efecto, en este Capítulo general y en este mismo año murió santamente en Roma este varón insigne, y dió fin dichoso a su brillante carrera este astro luminoso, después de haber tan gloriosa­ mente ilustrado la provincia, la cual conservará siempre la memoria de un tan esclarecido Padre, que el cielo le conce­ dió ya en los principios de su fundación para tanta gloria y aprovechamiento suyo. Bien quisiéramos poder decir aquí, que en la ocasión que el cuerpo de este siervo de Dios fué sepultado en la iglesia de nuestro convento de Roma, pasó luego su bendita alma al eterno descanso de la gloria. Y ciertamente que así lo per­ suaden su austera penitencia, su fervorosa caridad, su ardien­ te celo, su devota oración, y las demás virtudes con que res­ plandeció en los días de su vida. Más ¡oh inescrutables jui­ cios de Dios! ¡oh rigor de la Divina justicia! Cerca de siete meses estuvo esta alma detenida en el Purgatorio antes de re­ cibir en el Cielo el premio de sus méritos y virtudes. Así fue revelado a la venerable Madre Serafina, fundadora de las Ca­ puchinas en España, a la cual se apareció el mismo Padre Bernardino en el día de San Andrés apóstol y le dijo que hasta entonces había estado en el purgatorio, no por yerros personales, que ya los tenía purgados, sino por los yerros co% — 92 —

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