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( para hacernos conocer que la predicación sin oración es, poco eficaz para producir buenos efectos en los oyentes. Tales fueron las virtudes de este santo Prelado, y tal fué su celo, espíritu y prudencia en el desempeño de sus varios cargos, con cuyos medios condujo la provincia por los ca­ minos de la más estrecha observancia de la Regla, Constitu­ ciones y santas costumbres. Y para que esto se conozca me­ jor, copiaremos aquí la relación que sobre lo mismo hace el P. Miguel de Valladolid que vió y trató a este varón insigne. “ Fué, dice (el P. Bernardino), instituido Guardián por el Pa­ dre Comisario General en el primer convento que tomaron en esta provincia, que fué Santa Eulalia, en el cual convento fué el primer Guardián y Maestro de novicios que tuvo esta provincia, y ejercitó estos oficios muy loablemente y con no­ tables aprovechamientos de los novicios que criaba y de los profesos que estaban con él, y con grandísima edificación de los demás religiosos de la provincia y de los seglares que le trataban. Porque su vida y sus pláticas eran de cruz y de imi­ tación de Cristo crucificado y de padecer en esta vida, pana es­ perar y alcanzar descanso con Cristo en la gloria. Y tenía tan­ ta gracia en persuadir esto, que ninguno le trataba que no con­ cibiese deseo de mejorarse. Y con esta primera leche vi yo esta provincia tan aprovechada, que tenían los religiosos por gran suerte ser despreciados y ofrecérseles ocasión para padecer, y fundaban tanto el aprovechamiento en esto y en humillarse, que pedían con instancia las mortificaciones v tenían harto que hacer los Prelados en componer las porfías que había entre los súbditos, sobre quién tendría el más hu­ milde lugar y sobre ser los primeros en hacer las cosas de trabajo. Y no es encarecimiento esto que digo, sino verdad lla­ na, y que no se declara tanto como era en el hecho. Por este buen modo de proceder de este Padre, fué elegido Provincial en el primer Capítulo que se celebró en esta provincia, y ejer­ citó este oficio durante tres años con mucha satisfacción de todos y conservó la provincia en todo su rigor y encaminó con su ejemplo y doctrina a los religiosos de ella en toda per­ fección.” Hasta aquí el dicho P. Miguel. — 91 — 6

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