BCCCAP00000000000000000000140
io no podemos dudar que en aquella provincia adornó su al ma con todas aquéllas virtudes de que después dió tan ilus tres ejemplos, y por los cuales mereció ser uno de los Padres elegidos para fundar en el Viso, población de Castilla, funda ción deseada y solicitada por el Excelentísimo Marqués de Santa Ci'uz, Señor de dicho lugar del Viso, el cual habiendo hablado sobre esto con el Papa Gregorio XIII, y después con nuestro P. General Jerónimo de Monteflores, consiguió que es te destinase para dicha fundación al P. Juan de Alarcón y a nuestro P. Bernardino de Alhama, junto con otro religioso le go, los cuales vinieron a Barcelona con el mismo Señor Mar qués de Santa Cruz, quien los llevó en las Galeras de Nápoles de que era General. Se hallaba entonces el Fundador y Comi sario P. Arcángel de Alarcón con sus compañeros en la habi tación interina de la parroquia de San Gervasio, y con él acor daron que el P. Juan de Alarcón fuese con el P. Mateo de Gua- dix (que había venido con el P. Fundador), a establecer dicha fundación del Viso, y que el P. Berardino con el otro compa ñero se quedasen en Cataluña, como en efecto se quedaron. Ve rificóse esta venida en el año 1578, poco tiempo después de la llegada a Cataluña de los Fundadores de la Orden en España. Juntado ya nuestro P. Bernardino con los demás Padres, manifestóse luego religioso adornado en virtud, prudencia, aus teridad y demás circunstancias necesarias para confirmar y ex tender la nueva fundación. Por lo cual el P. Arcángel de Alarcón, Comisario General, lo eligió por Guardián y Maestro de novicios del Convento de Santa Eulalia, que se fundó en el mismo año de 1578, y ce lebrándose después a su tiempo capítulo, fué elegido Provin cial dicho P. Bernardino, según dicen los originales de la provincia en las fundaciones de los conventos de Manresa y Solsona. A más de esto, en el tiempo que no fué Provincial, ejerció casi siempre los oficios o de Definidor, o de Custodio, o de Guardián, prueba nada equívoca de su fervoroso espíritu y celo, pues se le confiaban los primeros y más importantes cargos y oficios en unos tiempos de tanta austeridad, espíritu y fervor. Y ciertamente no se engañaban los electores, porque — 83 —
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz