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Convento que me haga el bien que yo ya seré muerto y mien­ tras vos le diréis eso al P. Guardián vendrá la carta del avi­ so de mi muerte. Esto me dijo y juro por los Santos Evange­ lios que todo sucedió como el dicho Fray Lorenzo me lo había dicho. Porque el día siguiente fui a Monte-Calvario y dijerón- me que Fray Lorenzo estaba enfermo y 110 podía bajar y me volví sin verlo. Después partiéndome para Valls y llegado a mi casa no mte olvidé de ir a ver al P. Guardián y estándo­ le diciendo lo arriba dicho tocaron a la puerta y luego llegó el portero con la carta en la mano del aviso de la muerte del P. Fray Lorenzo. Prevenido, pues el siervo de Dios con noti­ cia tan cierta de haber llegado el fin de sus días, se halló aco­ metido de unas recias calenturas, que sufrió con mucha pa­ ciencia y resignación. Y agravándose la enfermedad recibió los Santos Sacramentos con tanto espíritu que al administrár­ sele la Sagrada Unción, se sentó en la cama con mucha de­ voción y estuvo atento a las Unciones y Ceremonias que se acostumbran en este último Sacramento. Finalmente con las señales más claras de santidad, entregó su alma en manos de su Criador, de cuya infinita liberalidad recibió los grandes pre­ mios que tiene reservados para aquellos que le sirven en jus­ ticia y santidad. Murió el varón santo en la cuaresma del año 1594, en nuestro Convento de Monte-Calvario, no en el de San­ ta Eulalia como dicen por equivocación las crónicas gene­ rales. No .faltó el cielo en manifestar con algunos prodigios, cuán preciosa fué a los ojos del Señor la muerte de este venerable Padre. Fray Dionisio díe Monzón, lego, refirió que había oído decir, que cuando murió el varón santo, entró una paloma blanca en su celda, prodigio que no dudamos creer por la gran familiaridad que el siervo de Dios tuvo con las criaturas irracionales, según advertimos arriba. Matías Reyner de quien otra voz hicimos mención, asegu­ ró haber curado milagrosamente de un mal gravísimo según el mismo P. Lorenzo se lo prometió en sueños; y que habién­ dole hecho pintar compareció la imagen con rayos en la ca­ beza a manera de corona. Como este caso es tan glorioso pa— 79 —