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FR. FRANCISCO DE DAROCA Entre los religiosos capuchinos que vinieron a fundar el convento de Huesca, en el año de 1602, uno fué Fr. Francisco de Daroca, en el cual vivió cinco años y murió con fama de santidad y de haber obrado Dios por su medio muchos milagros. Por estos respetos y estar sus reliquias en esta ciu­ dad, Francisco Diego de Aínsa, que conoció y trató con el siervo de Dios, publicó su vida en la Historia de Huesca, sa­ cándola de la información que hizo de sus virtudes Bartolo­ mé Aparicio, Vicario de Valdehorna y Notario Apostólico, a instancias de Fr. Luis de Valencia, que gobernaba la provin­ cia de Aragón, en calidad de Comisario y luego fué provin­ cial de ella y de la vida que dejó escrita Juan Azcoidi, Médico de esta ciudad y Catedrático de prima de su Universidad, quien comunicó familiarmente al siervo de Dios y le visitó en su última enfermedad. Tráela también la crónica general de la Orden y es como sigue: Nació Fr. Francisco en Valdehorna, aldea de Daroca. Sus padres fueron Martín de Armillas y Ma­ ría Pascual, labradores honrados y honestos y tan limosneros y caritativos que en una epidemia contagiosa que hubo en sus tiempos, se distinguieron en visitar y consolar a los en­ fermos. En el bautismo que recibió el 28 de Mayo del año 1554, se llamó Martín. Con la santa educación y buenos ejem­ plos de sus padres, hizo grandes progresos en las virtudes, echando en su primera edad los fundamentos de la eminente santidad a que lo llamaba Dios y a que arribó en la edad per­ fecta. Desde que aprendió a leer rezó el Oficio de Nuestra Señor», todos los días. Observaba los ayunos de la Iglesia en la edad más tierna, a que añadía los viernes y sábados, práctica que — 54 —

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