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ce entre amibos una seria porfía. El Prelado arrodillado ante la cama del enfermo le rogaba le diera su bendición antes de morir y el humilde religioso al contrario, rogaba al Sr. Obis­ po que se levantara y fuera él quien diera la bendición al enfermo, pues era un gran pecador. Al fin se zanjó esta san­ ta contienda dando primero el Sr. Obispo la bendición al P. Ignacio y éste después al Sr. Obispo. Así murió con la muerte de los santos a los 86 años ae edad, quedando su cuerpo muy hermoso, blando y tratable, dando el Señor muchos testimonios de la gloria que ya go­ zaba en el cielo. Tanto el entierro como las honras fúnebres, que se ce­ lebraron, fueron una apoteosis del siervo de Dios. No se le enterró, como era natural, en la Iglesia de Capuchinos (bien a pesar del P. Guardián), sino que prevaleció la voluntad de los dos cabildos, el eclesiástico y el secular, que no permitie­ ron quedase el cuerpo del P. Ignacio fuera de los muros de la Ciudad. Desde el Convento hasta la ciudad fué llevado el féretro en hombros de Superiores de Ordenes Religiosas y acompañado de innumerable pueblo en una procesión muy bien organizada, que más bien parecía un recibimiento triun­ fal tributado al siervo de Dios que un entierro, siendo recibi­ do en la puerta de la catedral por el Sr. Obispo. Los funerales resultaron también solemnísimos como no podía menos de suceder, estando la parte musical a cargo de la capilla de la catedral y pronunciando la or'ación fúnebre el maestrescuela D. Juan García, que después fué Obispo de la misma Iglesia. Como se referían muchos milagros obrados en los fieles al contacto de sus reliquias, el Sr. Obispo prohibió al predicador hablar de ellos, y obedeciendo dijo que el mayor milagro del P. Ignacio, era el de ser tenido por santo de todos, tanto seglares como religiosos, a pesar de haber entre éstos muchos que descollaban por su virtud y santidad. Fué enterrado en la catedral, siendo muy venerado de los fieles, y andando el tiempo, fué trasladado al convento de Capuchinos. Si muchos fueron los milagros obrados por tan santo va

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