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cisco. Sobresalía su vida entre los demás novicios, siendo el más obediente, el más humilde, el más fervoroso, el más pe­ nitente y mortificado, el más ajustado en todo a las leyes y costumbres de la Orden, como si siempre hubiera vivido en ella. Al año hizo la profesión con gran alegría suya, y contento de los religiosos que componían la comunidad, los cuales con­ cibieron grandes esperanzas de que llegaría a gran santidad. Aunque era de gran talento y claro ingenio, e hizo sus es­ tudios de artes y filosofía con gran lucimiento, llegando a ser muy versado en Sagrada Escritura y Santos Padres, no obs­ tante no quiso pasar de simple sacerdote, sin consentirle su humildad recibir el título de Predicador. Y queriendo el Pa­ dre General de la Orden darle licencia de predicar, se excusó diciendo que era un idiota. Esto no fué obstáculo para que los provinciales de España le hicieran superior de muchos conventos de las provincias de Cataluña y Valencia cuando vi­ no con otros religiosos a la Fundación de la Orden en nuestra Patria. .Todas las virtudes religiosas hallábanse en este santo va­ rón en grado sumo desde que ingresó en la Orden; su vida fué de profunda humildad, de extremada mortificación, de evangélica y seráfica pobreza, de pronta obediencia y de pu­ reza angelical, y todo esto lo practicó durante los años que vivió en la religión, que fueron nada menos que 64. De todas estas virtudes hay multitud de ejemplos detallados en la vida del siervo de Dios. Con respecto a su mortificación, baste decir, que a pesa:’ de su delicada naturaleza y de los achaques inevitables de un octogenario, siguió todo el rigor de la vida común sin querer admitir dispensas. No hay duda ninguna que las mayores mortificaciones exteriores en la Orden Capuchina, son estas fres: el levantarse a Maitines a media noche, el andar descalzo y las varias cuaresmas de ayunos. Pues de ninguna de estas penalidades quiso estar libre aún después de los 80 años. Una vez, el superior le dijo en el capítulo de Culpas “Pa­ dre, la Religión le exime ya de levantarse a maitines, así co— 49 — 4

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