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durirse del grado eminente de perfección cpie alcanzó y de la edificación que dió a los religiosos con obras y palabras. Por esto dice con razón Segismundo de Venecia, afirmando que con tal método de vida, es decir, con el estudio y contemplación, llegó a ser célebre por su piedad y doctrina.” Viendo, pues los Superiores que era un varón docto y pia­ doso, 110 dudó el Rvdmo. P. Santiago de Mercato. Saraceno, Vi­ cario General de la Orden, en nombrarle Lector Público del curso teológico de Bolonia. Está íuera de toda duda que el P. Trigoso regentó la Cáte­ dra de Teología de Bolonia desde el año 1584, con aplauso de todos y mucho aprovechamiento de sus discípulos, sacando al­ gunos muy aventajados como los PP. Antonio de Mandolfo, que fué insigne lector y predicador, Justo de Monsangiusto, célebre por su doctrina, no menos que por su actividad di­ plomática y otros varios que cita el P. Pobladura. Cuéntase, que escribiendo a los Superiores, les decía: “Enviadme homlbres de valer, que quiero formar muy pronto grandes predicadores y grandes letrados. No quiero que me mandéis búfalos.” Y el Pa­ dre Boverio atribuye a nuestro Trigoso una frase chistosa que se hizo muy famosa y vulgar entre los nuestros. Cuando éste es­ cribía su “Tractatus de Trinitate” , como el cocinero pasaba con harta frecuencia habas en el refectorio (probablemente crudas, como es costumbre en Italia), dijo con donaire en cierta oca­ sión: ¿Quid fabis cum Trinitate? ¿Qué relación hay entre las habas y el estudio de la Trinidad? ¡ La fama del P. Trigoso salió muy pronto fuera tío los mu­ ros del convento de Bolonia y fué tal el renomibre que en poco tiempo adquirió, como teólogo Buenaventurista, que el Papa Sixto V le encargó la defensa de San Buenaventura en el exi- pediente que mandó hacer para la declaración de Doctor de la Iglesia, mereciendo por el acierto con que lo llevó a feliz tér­ mino, los plácemes y la gratitud del Pontífice. De Bolonia pasó a Nápoles a cuya provincia debió afiliar­ se hacia el año 1580. “Como Capuchino, dice el P. Llevaneras, su principal residencia fué Nápoles. donde no sólo era un oráculo por su ciencia, sino también un verdadero apóstol y — 369 — 24

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