BCCCAP00000000000000000000140

III E P í L O G O Parécenos que bien puede servir de epílogo y confirmación de cuanto llevamos dicho acerca del apostolado de los Capu­ chinos aragoneses en la provincia venezolana de Cumaná, el cumplido elogio que hace de ellos y de la labor por ellos rea­ lizada, el historiador Depons. que vivió tres años en Venezuela en tiempo de la colonia y por lo tanto, testigo de mayor ex­ cepción. Entre otras cosas, dice lo siguiente: (1) “Las Misiones fran­ ciscanas de Venezuela merecen recomendación especial y yo me complazco en consignarlo aquí. Dad por un momento ex­ pansión a vuestra imaginación y pensad en cuanto hay de más grande y ,noble en la vida apostólica de los discípulos del Divi­ no Redentor. De celo el más ardiente y puro, de abnegación sin ningún límite, de resignación meritoria, de paciencia inaltera­ ble... y 110 habréis formado sino una imagen borrosa de lo que es un Misionero en estas regiones venezolanas. Digno de admi­ ración y elogio por todo hombre honrado y justo. Ante todo hay que siaber, que estos abnegados apóstoles se lian prestado voluntariamente a su prolongado sacrificio, sin que haya presión alguna por parte de la autoridad y de la obe­ diencia para que pasen a estas Misiones americanas; no les movió tampoco ningún interés bastardo o mezquino, sino el deseo noble y generoso de glorificar a Dios en la propagación de la fe católica y salvar las almas de aquellos infieles; por esto sólo abandonaron su patria, su reposo, sus afecciones... y cruzaron los mares y penetraron en regiones desconocidas e insanas, donde tropezaron con peligros sin cuento, con difi­ cultades que parecían insuperables, exponiéndose cada momen­ to a la muerte...; pero todo les parece nada, en comparación de las ventajas que ofrecen a los pobres indios de los bosques. Todos esos Misioneros sn conjunto, los de Piritu, de 'Cuma­ ná, del Caroní, del Caura, del Orinoco y Alto Pádamo, han po­ dido ofrecer a Dios más de trescientas mil almas salvadas, y a (1) Lodares, t. II, p. 143. — 359 —