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males horribles y venenosos, que encontrábamos, a que seguía el encuentro y maltratamiento de los bárbaros, que hacían con obras y palabras a los ministros del Evangelio y en es­ pecial los caribes, que machas veces nos quisieron matar y pamer, y lo hubieran ejecutado, si Dios con su omnipotencia no nos hubiera librado, como sucedió habiendo ido a matar a uno de los religiosos, que de repente le vier'on cercado de gran multitud de soldados muy hermosos y resplandecientes y así lo aseguraron en público los mismos infieles que fueron a matarle. Otra dificultad grande para su conversión fué el vivir sin política y no tener para vivir villas ni lugares; y cuando les decíamos que se juntaran todos para hacer casas y lugares formados y tener repúbli'.-a como los demás hombres para tener ministros del Evangelio que les enseñaren el camino de la salud eterna, respondían: Que no podían dejar sus an­ tiguas casas a donde estaban enterrados sus padres y demás parientes y que allí tenían Tas tierras cultivadas y sembradas para tener alimentos, lo cual no conseguirían tan presto si se mudaban. Si les decíamos que era forzoso el vivir juntos para predicarles la palabra de Dios, ellos respondían: ¿Qué cosa era Dios? V diciéndoles que Criador del cielo y de la tierra,, etc., se reían pareciéndoles que era engaño o cuento cuando les predicábamos. Si proseguíamos diciendo que si no obr'a- ban y creían lo que les proponíamos, no podían ir a gozar la gloria del cielo y que los condenaría Dios Nuestro Señor al infierno, decían: ¿Y qué cosa era gloria eterna, qué cosa era el infierno.? Y al decirles, lo oían como cuento fabuloso y se reían de todo; y hubo indio que al decirle que si era malo, lo echaría Dios al infierno a padecer fuegos eternos, respon­ dió: Pues ¡yo no querré ir allá y cotí eso no iré; tanta como esta era su ceguera. Otra causa fué para no hacer fruto, los mlnisti-os del de­ monio que consigo tenían, los cuales en gran manera, y por diver'sos modos se oponían a los operarios del Evangelio, di­ ciendo a los indios (falsamente), muchos males de nosotros, Si algunos iban a los sermones y se bautizaban, los amena— 344 -

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