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las naciones que el mundo tiene y como tales comen y beben, con ser la tierra donde viven muy fecunda y con poco traba­ jo les dá grande abundancia de manjares y comida; pero son en trabajo omisos y perezosos. ■Las delicias que cuestan trabajo, 110 las estiman, antes las aborrecen, y con ser tan pobres, son muy liberales, y con gusto dan a otros lo que tienen y por esta causa viven con sosiego sin el uso del dinero, porque lo que han menester unos, se lo dan los que lo tienen con generosidad y el no hacerlo así fuera desdoro e infamia, y lo mjsmo juzgan de los que 110 re­ ciben de lo que generosos les dan. Ningún género de hurto se reconoce en ellos, porque son opuestos en gran manera a este modo de obrar; tienen de todos buen concepto y con se­ guridad dejan sus casas solas y abiertas por semanas y meses enteros con todas sus alhajas; son todos rudos y no fáciles de reducir; la memoria es infeliz y por esta causa tenemos gran trabajo en enseñarles las oraciones, los misterios de la fe y otras cosas forzosas y necesarias. Tienen poca obedien­ cia a sus padres, y son mal sufridos si los reprenden; y por esta causa no se atreven los padres a corregir a sus hijos, ni mandarles hacer cosa alguna. Todos ellos comen poco, pero tienen una horrenda costumbre de beber hasta embriagarse, de que se originan ruidos, odios y muchas muertes. , Estas eran las costumbres y modo de vida de los mora­ dores de aquellas tierras, hasta que entramos los doce Capu­ chinos, que fuimos enviados y todos hemos padecido y to­ lerado indecibles trabajos, antes de poder dar principio a la Misión, hasta el año de 1662. Fué tan poco lo que se pudo hacer en ellos, que se reputa por nada; una de las causas fué, porque aquellas gentes son muy enemigas de extranjeros, y por esta causa hemos tenido los Misioneros muchos trabajos, au­ mentados por los grandes e inaccesibles montes, que sirven de muralla para la quietud y seguridad; no hay sendas ni caminos abiertos para poder entrar en aquellas tierras. Luego, la falta de comida y bebida y eramos obligados a sustentar­ nos con las raíces de los árboles; luego se encontraban cule­ bras y serpientes grandísimas y otra mucha diversidad de ani— 343 —

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