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Era tanto lo que se sacrificó por ellos para atraerlos y re ducirlos, que le tenían gran veneración y cumplían inmedia tamente cualquier insinuación u orden del siervo de Dios. Ha biéndoles propuesto una vez a los caciques que debían prestar obediencia por escrito al Papa, por complacerle se reunieron cinco caciques y lo hicieron en un documento firmado por los. cinco, según consta en la vida del santo Misionero. De la miisma manera para dar obediencia al Rey de España, cavaron un hoyo en la tierra, rompieron un arco y lo enter'raron, en señal de que nunca más harían armas contra los españoles.. Por fin el año 1662, o sea dos años después, consiguió fundar un pueblo de caribes al que puso por nombre Nuestra Señora del Pilar. Así estuvo trabajando con los caribes durante seis años, hasta que a mediados de 1666 regresó a Europa para presentar al Papa una relación de la labor realizada por él y por sus compañeros en Venezuela, la cual transcribimos íntegra por ser una especie de autobiografía suya v para dar a conocer algún tanto sus trabajos y sufrimientos con los ind(ios sal vajes y los frutos obtenidos en la Misión, aunque sea en com pendio. Dice así: Relación que el P. José de Garabantes presentó a los Emi nentísimos Cardenales de la Sagrada Congregación de Pro paganda Fide; trata de la situación del país y de los indígenas,, y del propio progreso de las Misiones hasta el año 1666 (1).. Fr. José de Garabantes, Capuchino Misionero de la India occidental, dice: Que ha venido de tierra muy distante a esta corte romana a dar cuenta a W . Eminencias del estado de la Misión de la cual viene, asistida 9e las provincias de Capu chinos de Andalucía y Aragón, la cual Misión está en las pro vincias de la India Occidental, que se llaman Gumaná y Cara cas, Guarapiche, Aragua, Amaá, etc. Y dice, dando principiio, que aun no ha trabajado en esta Misión más que diez años; le dió principio Fr. Francisco de Pamplona, Capuchino, que hallándose en esta Corte romana, se la dieron VV. Eminen- (1) Lodares, t. II, pág. 40. — 338 —
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