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P. BUENAVENTURA DE MALUENDA No inferior al P. Miguel de Epila, por su virtud y sus mé­ ritos, fué el P. Buenaventura de Maluenda, compañero de viaje ■de aquél y socio suyo en la Misión, y como él incansable en el deseo y celo de extender por todo el mundo la fe y la reli­ gión católica. En efecto. Por' el P. Angiano (1), nos consta que estuvo de Misionero en Sierra Leona y por los manuscritos de Milán que también estuvo en el Brasil y últimamente en Gumaná. Marchó a la Misión de Sierra Leona el año 1677 en una ex­ pedición de catorce Misioneros, que se embarcaron en Cádiz el día 14 de Julio, entre los cuales iban tres Misioneros de la provincia de Aragón y uno de ellos nuestro biografiado. “ Prevínose navio en Cádiz, dice Anguiano (1), y el día de nuestro P. San Buenaventura., que es a 14 de Julio del año dicho de 1677, comenzaron a navegan*, llevando orden expresa de Su Majestad y de su primer Ministro el serenísimo señor* Príncipe de Austria, su hermano, para que fuesen primero, v ante todas las cosas, a las Islas Canarias, para hacer allí Mi­ sión y componer los bandos y enemistades en que se hallaban los naturales, que fueron tales, que se necesitó de pronto re­ medio, y de que Su Majestad aplicase toda su regia potestad.” Repartiéronse por toda la Isla y con su ejemplo y predica­ ción evangélica, quedó toda ella pacificada. Algunos no pu­ dieron continuar el viaje por haber enfermado a causa del excesivo trabajo y los demás apenas terminada la Misión de Canarias, partieron para Cabo Verde a presentar los despachos de la Sagrada Congregación al Obispo de ella; y desde aquí (1) Vida de Fr. Francisco, pág. 268. — 331 —

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