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P. ATANASIO DE ZARAGOZA El P. Atanasio de Zaragoza fué también Misionero de Cu- maná, floreció en todo género de virtudes y buenas obras, y echó el sello a su santa vida y fecundo apostolado padeciendo como los cinco anteriores, el martirio del veneno que le dieron los indios, a quienes no cesaba de enseñar y predicar las ver dades de nuestra santa religión, y de procurar con cuantos medios estaban a su alcance su eterna salvación. No sabemos con qué expedición y en qué tiempo marchó a la Misión; solamente sabemos que, cuando murió el P. To- i'relacárcel, después de la fundación del pueblo de San Anto nio de Padua en el valle de Guipanaguar, le sustituyó de Mi sionero en dicho pueblo el P. Atanasio, en el año 1693, como lo refiere el P. Torrelosnegros en su Relación de las fundacio nes de Cumaná (1). Dice así: “Después la prosiguió (la Misiór de San Antonio), el P. Fr. Atanasio de Zaragoza, ex-lector de Teología, quien trabajó con igual celo y acierto; fabricó iglesia muy decente, ayudando de peón a los oficiales por su propia persona hasta concluirla; esta Misión fué mucho de la esti mación de los religiosos y en ella se celebraron cuatro triena les capítulos. Se erigió en parroquia y entró en su administración clérigo secular el año 1712, desde cuyo tiempo empezó a decaer de tal suerte, que el año 1766 apunas tenía diez familias, las que mu rieron en la peste de viruelas, por cuya causa no pudo tormar posesión de ella la Misión, como lo hizo de las demás, en virtud de la citada orden Real; con que resulta haber tenido de du ración sesenta y dos años.” (1) Lodares, t. 2.°, pág. 120. — 326 —
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