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truir iglesia, a cuya fábrica ayudaron todos con mucho en­ tusiasmo. Se dedicó esta primera capilla a la Concepción Inmacula­ da de María Santísima, para dar comienzo a la Misión con su valeroso patrocinio. De Piritu pasaron los Misioneros a la nación de los Cochis- irias, y en la misma forma se agregaron muchos indios; de modo que se formó otra población y se erigió nueva iglesia, con el título de San Salvador de Guanape; comenzaron lut- go a catequizarlos, V con la ayuda de Dios, en breve tiempo, bautizaron muchos adultos y más de doscientos párvulos. Hubo algunos chicos que, además de la doctrina cristiana, aprendieron a ayudar a misa y aun a leer en lengua espa­ ñola e india. Cada día iba en aumento el fervor religioso de aquellos indios y eran maravillosos los efectos que producían en las almas los Santos Sacramentos y las instrucciones de los Mi­ sioneros, y servíales de particular consuelo el ver la puntua­ lidad de todos, chicos y grandes, a las misas, pláticas y de­ más ejercicios en que los habían instruido. Ayudaba mucho a todo esto el grande afecto que los in­ dios habían tomado a los Misioneros y la veneración que por ellos tenían, debido a la afabilidad con que los religiosos los trataban, pues no regateaban sacrificio alguno que condu­ jera al alivio de sus indios y a darles algún consuelo. Para que los Misioneros no fueran gravosos a los indios, atendida su pobreza, ellos mismos se sostenían con su tra­ bajo, cultivando los huertos, que habían hecho junto a las iglesias y casas de residencia, manteniéndose como el Após­ tol San Pablo, del fruto de sus manos, no aceptando nada de los indios, ni siquiera un ave de las muchas que se cazan en el país, antes bien, repartían con ellos las hortalizas de sus huertos. Reconociendo los indios Chacopatas lo contentos que vi­ vían sus vecinos los Piritus y Gochismas con sus Misione­ ros, se agruparon en otra población, y se edificó tercera igle­ 2 0 2 —

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