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no del Gongo. OtrJo el haber fundado Universidad en la Corte, donde, desde entonces, se enseñan en ella a los niños y mozos a leer, escribir y contar, la gramática, las artes y la teología y las lenguas necesarias. Otro es el haíber fundado conventos en todas las provincias del Reino, de que resulla una Custodia, que es casi provincia, para poder más congrua* mente recorrer las comarcas y hacer las misiones. Otro el ha ber ganado para Dios un Reino tan dilatado y poblado de gente donde (de cuatro partes tr'es y media), los hallaron idó latra?, y llenos de vicios y supersticiones a casi todos. No c-ábe en ponderación el número de los casamientos que han hecho según el orden de la Iglesia, ni las muchas dificultades que esto ha costado, así como el arrancarles los ídolos. Las almas que han bautizado en este Reino, sólo Dios las puede nume rar, pues en el espacio de cincuenta y nueve años que ha que le cultivan, desde el de 1045 hasta el presente de 1703, admi nistrándose continuamente este necesario Sacramento, forzo samente ha de constituir un número sin número, mayormente por ser ya todo el Reino de católicos cristianos. En sólo cuatro años (según observó por los libros del Bau tismo Fr. Félix del Villar, religioso lego), pasaron de sete cientas mil las almas que bautizaron entre párvulos y adul tos. Y no contentos los Padres con cultivar continua y prin cipalmente el Reino del Congo, se han extendido a los Reinos vecinos, que eran todos de gentiles e idólatras, y poco a poco, con la ayuda de Dios, los han reducido a la fe católica y no cesan de cultivarlos en olla. Estos son el Reino de Angola, de los Abundas, el de Mococo, el de Huate, el de Benin, el de Zinga o Maram.be y el Imperto de Casanga. — 254 —
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