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y tuvo el triste ñn de que nos hablan los manuscritos, siendo expulsados los Misioneros, pero nuestro biografiado había muerto ya unos años antes. La verdadera causa de su regreso a España fué que com­ prendiendo el P. Prefecto, que lo ei'a el P. Buenaventura de Alesano, italiano, que la mies era mucha y los operarios pocos para tanto trabajo, resolvió al año siguiente de la llegada, que el P. Miguel juntamente con el venerable Fr. Francisco, re gresara en el mismo barco a dar noticia a Su Santidad de la buena acogida que habían tenido y pedir nuevos operarios. Salieron, pues, de Pinda, los dos enviados, pero pronto se dieron cuenta fie (que eL navio estaba averiado y pidieron al capitán de un bajel inglés que los acogiera por caridad, el cual los llevó a Londres, a donde llegaron el 4 de Marzo de 1646. Poco tiempo estuvo nuestro biografiado en el Gongo; pues su ida a este Reino, su permanencia en él y su regreso a Eu­ ropa fué cuestión de un año escaso. Gomo entraron en la capital de Inglaterra vestidos con el hábito capuchino, fueron socorridos por los católicos y éstos rogaron al P. Miguel que les celebrase el santo sacrificio de la. Misa y les administrara los sacramentos de confesión y co­ munión. Así lo hicieron nuestros Misioneros, pero no tan en secreto que 110 se enteraran los herejes quienes les hicieron prender y enviaron todos los documentos, papeles y objetos que traían al Parlamento. Al cabo de dieciocho días de pri­ sión, les notificaron que quedaban desterrados del Reino bajo pena de muerte, de la que se libraron gracias a las gestiones del embajador español. Los dos siervos de Dios, gozosos por haber sufrido algo por el nombre de Cristo, salieron de 'Inglaterra y pasando a pie por toda Francia, llegaron a España y marcharon a Zaragoza, residencia de su Provincial para informarlo del buen comienzo y principio de la misión del Gongo y de la ur­ gente .necesidad de enviar nuevos operarios a la viña del Señor. Aquí enfermó nuestro P. Miguel, y el venerable Fray Francisco prosiguió su viaje a la Ciudad Eterna para trata* — 248 —