BCCCAP00000000000000000000140

nideros admirables ejemplos de ejercitar la caridad con los (jue sufren. No íué menos admirable en la virtud de la paciencia, do Ja que nos dió ejemplos admirables dignos de imitación. Muy necesaria es esta virtud a todos, pues se nos ofrecen innume­ rables ocasiones en la vida en que nos es forzoso ejercitar­ nos en ella, pero de un modo especial quiso el Señor probar Ja paciencia de su siervo, enviándole mucho que sufrir. El mis­ mo buscaba ocasiones para servir de ludibrio a sus hermanos y ser escarnecido de ellos, y cuando de improviso y repenti­ namente se le ofrecían ocasiones de sufrir desprecios, si nota­ ba que su paciencia empezaba a corr'er algún peligro o a bambolear, al instante se sobreponía a sí mismo y se hacía esta reflexión: “Cuidado, Fr. Vicente, no sucumbas en la tenta­ ción; has descendido a la arena, la victoria está en la pa­ ciencia; no causando heridas al pr'ójimo, sino sufriendo con paciencia las ofensas recibidas es como has de probar que eres soldado de Jesucristo, el cual, puesto en agonía muy su­ perior a la tuya, te dejó para imitar preclaros ejemp'os de paciencia”. Y con esta industria conservaba sin menoscabo esta preciosa virtud. Como era tan acepto a Dios, fué necesario que le probase de un modo especial la tentación como al santo Tobías, y así sucedió, quedando como éste ciego durante muchos años, has­ ta la muerte. Cuán grande prueba y calamidad sea la cegue­ ra, solamente pueden decirlo los que la experimentan, y se colige de lo que dijo el mismo Tobías al ángel del Señor, cuando éste le saludó diciéndole que se gozara y alegrara. ¿Qué gozo puedo tener yo que no veo la luz del cielo? Pues si un varón tan santo como Tobías, estaba lleno de aflicción y tristeza por hallarse privado de la vista, es claro que es una de las mayores calamidades y pruebas que el Señor envía a los mortales. Y sin embargo, cuál sería la virtud y pacien­ cia de este' santo religioso que en los años que estuvo ciego, no se le oyó exhalar' la más pequeña queja por su ceguera, ni tampoco hacer cosa alguna por la que pudiera sospecharse que se hallaba triste y afligido, antes al contrario, alababa a — 202 —

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz