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DOMINGO DE PINILLA DONADO Había antiguamente, al menos en las provincias capuchi nas de España, además de los religiosos, clasificados en Pa dres, Coristas y Hermanos legos, otros domésticos que vivían en los conventos y formaban la clase de conversos o dona dos, algo así como los terciarios que actualmente hay en los. conventos. No eran religiosos, pero tenían un voto de obe diencia al P. Guardián. Vestían de hábito dentro del convento, pero para salir fuera de él tenían un traje de seglar unifor mado y trabajaban en aquellos oficios que no era convenien te realizaran los legos, sobre todo fuera del claustro, como- era el traer con el carro las limosnas recogidas por los ieli- giosos y otros semejantes. Uno de ellos, que (por sus muchas y preclaras virtudes honra la humilde condición de los con versos, fué Domingo de Pinilla, que bien merece ser enume rado entre los perfectos y prudentes legos que florecieron en la provincia de Aragón por su santidad. Este, después de haber mortificado estrictamente sus sen tidos y principalmente los ojos y la lengua, con lo cual se hace su mejor elogio, levantó el edificio espiritual de la san tidad, empezando por echar hondos cimientos de humildad, ia cual fué grande y admirable, como puede ser la del más humilde. Entre los hermanos o callaba o hablaba solamente lo necesario o conveniente para el espíritu. Ayunaba con rigor casi todo el año; durante el invierno iba vestido con un solo hábito y aquél sencillo y pobre, muy insuficiente para defen derse de los rigores del frío. Como prueba de su gran virtud V de la fortaleza de su espíritu, dan cuenta los manuscritos — 191 —
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