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FR. ANTONIO DE SARIÑENA Con el fin de emular e imitar en lo posible la vida de los ángeles, se consagró a la Majestad Divina en la Orden de los Capuchinos Fr. Antonio de Sariñena, pueblo de la provincia de Huesca, en el humilde estado de hermano lego, el cual, entregado totalmente al servicio de Dios, exhalaba el suave y celestial perfume de toda perfección, virtud y santidad, tanto a los de adentro como a los de fuera de la Religión. Sus palabras eran muy adecuadas para inducir a mejor vida a cuantos le oían, porque iban acompañadas del buen ejem­ plo, ya que todo aquél que fijaba la vista en el siervo de Dios, conocía claramente y sin duda alguna que era religioso per- fectísimo y adornado por Dios de grandes dones. Como creían que conocía las cosas futuras, al quedar va­ cante una de las diócesis de Aragón, preguntóle un sacerdote muy familiar y amigo suyo, si sería nombrado para dicha sede un Maestro de Orden Religiosa de mucha nombradla, pero él por toda contestación respondió: “Has de saber, que­ rido amigo, que he conocido por luz divina que cuantos con­ siguen estas dignidades por medio de dones o influencias, se hacen miserablemente reos de condenación eterna, y con Si­ món Mago arderán en el fuego del infierno, porque compran los bienes espirituales con precio temporal y poseen el don de Dios por medio del dinero. Rogaba a Dios con muchas instancias no se le pasase des­ apercibido e ignorado el último día de su vida, y el Señor, benignamente acogió sus ruegos y cumplió sus deseos, de tal manera, que supo de antemano por divina revelación, tan­ to el lugar como el día de su muerte, y así lo predijo; porque 'debiendo trasladarse del convento de Aranda al de Galatayud. — 187 —■

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