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FR. JUAN DE MOROS En este año de 1695, fué arrebatado del número de los vi­ vientes Fr. Juan de Moros, hermano lego como los anteriores y célebre por el cúmulo de virtudes con que había sido enri­ quecido por' el cielo. Su encendida caridad se extendía a prestar beneficios a todos, pero de modo especial se manifestaba con los mendigos y enfermos, a quienes de muy buena voluntad suministraba toda clase de socorros y prodigaba todos los consuelos que po­ día, con tal suavidad de palabras y modales o con tal eficacia de obr'as, que por proveerles oportunamente de las cosas que Ies faltaban, se privaba aun de los alimentos necesarios sumi­ nistrados por la Comunidad para su sustento. Y como quien tenía muy bien conocido que en el mucho hablar 110 faltará pecado, según expresión del Apóstol San­ tiago, In nwltiloquio non deerit peccatum , de tal manera refre­ naba su lengua, que no tolo se abstenía de hablar palabr'as ociosas, sino aun de las que no eran tales y hasta de las con­ versaciones piadosas, por haber experimentado que muchas veoes, empezando a hablar da cosas espirituales, pronto dege­ neran en palabra« ociosas o inútiles, de las cuales se ha de dar cuenta en el día del juicio. Muy imbuido en la doctrina de Jesucristo, quien nos ase­ gura que seremos medidos con la misma medida con que mi­ diéremos a los otros, echaba a buena parte las acciones de los demás; si eran malas, procuraba excusarlas y siempre oía de mala gana roer las vidas de los ausentes y manifestaba su des­ agrado a los murmuradores que criticaban las obras de sus pi’ójimos y a fin de no inficionarse ni contagiarse de tan pes— 185 —

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