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vando con gran interés y curiosidad, si al entrar en él los re­ ligiosos hacían La genuflexión del modo debido y besaban en tierra según ha sido siempre costumbre en la Orden. Al ha­ cerlo un Religioso, oyó que el maligno espíritu echaba una gran risotada, y dirigiéndose a éste el siervo de Dios, le dijo: “Padre de tristeza y de dolor ¿por qué te alegras y ríes de esa manera?” Respondió el demonio: “Porque no ha llegado a tocar la tierra con la boca por dos dedos y por lo tanto no la ha besado, lo cual, aunque parezca poca cosa, no lo es sin embargo, porque es bastante pai'a yo acumular acu­ saciones contra él en el divino juicio.” Enfermó de muerte en el convento de Tarazona, y cerca­ no a ella, mirándola de frente con gran entereza de ánimo y sentado sobre el lecho ratificó los votos de la profesión re­ ligiosa; recibió con suma devoción los últimos sacramentos y despidiéndose de todos los presentes, con rostro alegre y plácida voz, lleno de méritos, se durmió en el Señor el año 1692. — 158 —

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