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FR. DOMINGO DE ANDORRA A los predichos hermanos legos, ilustres por su gr'an pie­ dad y preclaras virtudes, como queda dicho, bien mer'ece set- agregado Fray Domingo de Andorra, cuya vida se distinguió principalmente por su actividad y laboriosidad, de manera que bien puede afirmarse que desempeñó en la Orden el oficio de Marta, por su gran asiduidad al trabajo, siendo en éste in­ cansable. A fin de 110 dejarse arrastrar de la ociosidad, que en frase del 1\ San Francisco, es enemiga del alma, trabajaba sin cesar en trabajos manuales, tomando sobre sí muchas ocu­ paciones. Entre otros oficios tuvo el de hortelano, que entre nosotros es pesado y laborioso, expuesto a los rigores del frío y del calor y aunque hecho con moderación sea bueno aun para la salud corporal, pero él 110 tenía cuenta con esto, sino solamente con motivos mucho más nobles, elevados y sobre­ naturales, como era el de cumplir' el precepto de la regla v de ajustarse en todo a la mente y deseos manifestados por San Francisco, quien exhortaba a todos sus verdaderos hijos al trabajo manual. Era por naturaleza muy propenso a la ira, la cual seme­ jante a la tempestad que perturba la atmósfera, perturba la ser'enidad de ánimo en aquellos que se dejan dominar de ella, y los mueve al apetito de la venganza; pero Fray Domingo la subyugó de tal manera, que llegó a reprimir hasta los movi­ mientos primo primos que se producen en, el alma contra su voluntad. Cuando alguna vez llegaba a expresarse o manifes­ tarse con algo de iracundia, al momento reconcentrándose primero en sí mismo, poníase de rodillas delante de los cir­ cunstantes V acusábase a sí mismo del mal ejemplo y se re­ prendía; arrojábase en tierra, arrastrando por ella la lengua — 153 —

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