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abrazar la vida religiosa en el claustro, y hablando de ello muchas veces entre sí, resolviéronse a ejecutar su resolución,, determinados a ingresar el uno, en nuestra Orden Capuchina, hacia la cual se sentía suave y eficazmente inclinado, y la otra,, en las Monjas descalzas de Santa Teresa, en el convento de San Joaquín, construido a expensas de ambos en la ciudad de Tarazona. Y para que no se tachase su conducta de ligera o temeraria, si sucedía que una vez puesta la mano en el arado volvían atrás, como sucede en aquellos casos en que estas de cisiones son efecto de una veleidad, determinaron antes pro bar sus fuerzas en su domicilio y llevar en su propia casa una vida semejante a la que deberían hacer en sus respectivos con ventos, cuando ingresasen en ellos. A este fin, doña Hipólita se ejercitó en las penalidades y mortificaciones propias de las Carmelitas y nuestro biografiado dedicóse especialmente a la oración, a dormir sobre las desnudas tablas, al ayuno y a la abstinencia, y esto hizo uno y otro durante un año, que fué como preparatorio del año del noviciado. Después de esto, aprobada su respectiva vocación, tanto por los religiosos como por la monjas, determinaron llevar a la práctica su propósito con grande edificación y admiración del pueblo. El acto revistió los caracteres de un verdadero acon tecimiento. Los dos esposos, acompañados del Sr. Obispo de la diócesis, de los canónigos y de los magnates de la ciudad de Tarazona y seguidos de una gran muchedumbre del pue blo, eclesiásticos y seglares, atraídos por la novedad de tan singular suceso, se dirigieron en primer lugar al convento de las Carmelitas de San Joaquín, donde fué recibida doña Hipó lita dentro de la clausura por la Comunidad de las vírgenes del Señor, que salieron a su encuentro. Inmediatamente nues tro P. Francisco se dirigió, recto trámite, al convento de Capu chinos que tenían los nuestros en Tarazona, y donde estaba el noviciado de la provincia de Aragón. A los pocos días vistió nuestro santo hábito, a los 30 años de edad. No indican los manuscritos el año en que ingresó en la Orden, pero por-' los datos que los mismos nos suministran, es verosímil que tomase el hábito entre los años 1629 y 1630. — 140 —
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